domingo, 5 de octubre de 2014

El Apologista Católico Hoy.



EL APOLOGISTA CATÓLICO HOY


Introducción: ¡No tengamos miedo!

A. El espíritu de la nueva apologética

B. La persona del apologista.

C. El diálogo del apologista

D. Las tácticas del dialogo

Conclusión


Introducción: ¡No tengamos miedo!


"No tengáis miedo de salir a la calle como los primeros apóstoles que predicaron a Cristo y las buenas noticias de salvación en las plazas, pueblos y ciudades. Ya no es tiempo para vivir a avergonzados del Evangelio (Rom 1,16). Es tiempo de predicarlo desde los techos (Mt 10,27) e invitar a cada uno que encuentres al banquete que Dios ha preparado para los suyos. El evangelio- no puede quedar escondido por miedo o por indiferencia..: Su objetivo no era tenerlo guardado en el cajón, sino para ponerlo sobre un estante para que vean su luz y glorifiquen al Padre (Mat 5,15).

Jesús salió en busca del hombre y de la mujer de su tiempo. El se ensartó en un diálogo abierto y confiado con ellos, sin tener en cuenta su condición, como el Buen Samaritano de la familia humana, el se acercó a su gente para curarlos de sus pecados y de las heridas que deja la vida, y llevarlos a la casa del Padre.

Queridos jóvenes: la Iglesia les manda ir con la fuerza del Espíritu, a los que están cerca y a los que están lejos: Y compartir con ellos la libertad que encontraste en Cristo". [Juan Pablo II, Denver (USA), 15 de agosto 1993]

Ciertamente, "hoy ya no basta con poner un letrero en la puerta diciendo: Este es un hogar católico, no se acepta propaganda protestante, porque los protestantes, los evangélicos y las sectas ya están dentro del hogar a través de la televisión, de la radio y de la propaganda persona a persona en la fábrica.

La fe se fortalece dándola...'- dice el Santo Padre-...y no escondiéndonos detrás de la puerta; y pide aún más: No tengáis miedo de salir a la calle y a las plazas, como los primeros apóstoles que predicaron a Cristo y las buenas noticias de salvación en las plazas, pueblos y ciudades. Ya no es tiempo para vívir avergonzados del Evangelio' (cf. Rom 1,16).

El no tener miedo no significa ser imprudentes. Jesús aconseja que antes de emprender una batalla midamos nuestras fuerzas. Es necesario armarte bien y prepararte para la batalla: Ora, subraya tu Biblia, estudia tu fé, consulta a tu párroco.

Pero tampoco, hay que dejarse intimidar. Los hermanos separados sueltan muchas citas de memoria. Esto apantalla muchos, pero el dar citas no significa que las han entendido." [P. Juan Rivas, LC (Hombre Nuevo)]


A. El espíritu de la nueva apologética



1. Nuestra tarea consiste

En ganar almas, no en vencer disputas;

En librar una especie de lucha espiritual, no en enzarzarnos en controversias ideológicas; En reivindicar y promover el evangelio, no en reivindicar o promovernos a nosotros mismos.

2. Para poder dar razón de su esperanza es esencial que los católicos

Conozcan lo que enseña la Iglesia, Comprendan esa enseñanza Experimenten su fuerza liberadora Sepan explicar de forma comprensible -la verdad de la revelación y las enseñanzas de la Iglesia que provienen de ella.

"(...) Hablar con claridad quiere decir que debemos explicar de manera comprensible la verdad de la Revelación y las enseñanzas de la Iglesia. No sólo debemos repetir, sino también explicar. En otras palabras, hace falta una nueva apologética, que responda a las exigencias actuales y tenga presente que nuestra tarea no consiste en imponer nuestras razones, sino en conquistar almas, y que no debemos entrar en discusiones ideológicas, sino defender y promover el evangelio. Este tipo de apologética necesita una `gramática' común con quienes ven las cosas de forma diversa y no comparten nuestras afirmaciones, para no hablar lenguajes diferentes, aunque utilicemos el mismo idioma." [Discurso del Papa Juan Pablo II al cuarto grupo de obispos de Canadá, sábado 30 de octubre de 1999]

3. Con verdad y amor.

"Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra... Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más" (Jn. 8,7-11). Había dos tipos de pecado entre la gente a la que Jesús se dirigía en el cap. 8 de San Juan: el. adulterio, y el creerse sin pecado. Ambos se curan con la fe y el amor. Para quienes queremos generar una nueva apologética para una nueva evangelización capaz de acercar a todos a Cristo, a su Iglesia, y.a unos con otros, este pasaje que nos cuenta la disposición que Jesús tuvo hacia 1a adúltera y sus acusadores resulta aleccionador Cristo; que siendo do 'Dios conoce ¡os corazones de todos 'los hombres y mujeres, reprende severamente a quienes estaban tan dispuestos a castigar la adúltera, no porque erraban en el juicio que hacían sobre su pecado, sino porque les faltaba humildad y respeto. Después -de perdonar a, la. mujer, Jesús inmediatamente; confirmó la naturaleza de su acto denominándolo un pecado y haciéndole una llamada a la conversión - a volverse hacia Dios y su verdad que nos hace libres para amar.

La Iglesia, en cuanto comunión cumple mejor su misión cuando ejerce su. ministerio con esa misma combinación que mostraba nuestro Señor, de' respeto a la personas y a la verdad que les llena. En otras palabras, la Iglesia es a la vez católica y apostólica. En cuanto católica, busca llegar a todos, aún - y especialmente a los más pecadores y más heridos. Pero en cuanto apostólico, la Iglesia también llega a todos con la fe que nos viene de los apóstoles, sin componendas que serían una contradicción de la dignidad y vocación de seres hechos en la imagen de un Dios que se dona.

Una nueva apologética -siguiendo el ejemplo de Cristo- sabrá combinar la verdad con la caridad. Los apologistas necesitan poseer a la vez una mente clara y un corazón abierto. Ya que sola la verdad transforma y une, hay que trabajar mucho para llegar a entender y saber expresar las enseñanzas del Magisterio en lo moral y doctrinal. A causa de nuestra naturaleza caída, la llamada a la conversión que está en el corazón del Evangelio solo será escuchada si se dirige con amor a quien todavía no ha sabido todavía aceptar íntegramente la fe. Y dado nuestro aprecio moderno por la singularidad subjetiva de cada acto humano y de la libertad humana, la llamada tiene que presuponer la buena voluntad y respetar a la dignidad de quienes necesitan convertirse.

"La Iglesia Católica en América censura el proselitismo de las sectas y, por esta misma razón, en su acción evangelizadora excluye el recurso a semejantes métodos. Al proponer el Evangelio de Cristo en toda su integridad, la actividad evangelizadora ha de respetar el santuario de la conciencia de cada individuo, en el que se desarrolla el diálogo decisivo, absolutamente personal, entre la gracia y la libertad del hombre." [Juan Pablo II, Eclessia in America, 73]

La Iglesia tiene que luchar por defender su enseñanza de manera más clara y convincente. Pero se puede ganar una discusión y perder un alma. El servicio empieza con amar a la persona a la que se sirve. En un contexto de amor, la verdad puede ser mejor escuchada. No escucharán la llamada a la conversión quienes no son respetados como personas.

"Se puede ganar una discusión y perder un alma».

¿Cómo hace la Iglesia para hacerse presente en la verdad y el amor a los activistas homosexuales, a los abortistas y laicistas militantes, a quienes creen que el Santo Padre es el anticristo y a quienes piensan que los católicos no son cristianos?. [Cardinal Francis George, O.M.I. - A New Evangelization in a New Millennium: A Call for a New Apologetics. - Lay Witness 21 no. 4 (May 2000):]


B. La persona del apologista.


Antes de enumerar las actividades del apologista, vamos a definir algunas características esenciales de la persona del apologista; pues del ser, sigue el actuar.


El apologista es un católico...

● Que busca la santidad. Convencido de la necesidad de ser santo.

● Informado de su fe. `Nadie da lo que no tiene' Buena formación en la doctrina católica.

● Confiado en su fe.

● Deseoso de transmitir las razones de su fe. Consciente de necesidades y lagunas en la formación de muchos católicos. De los ataques a la Iglesia y a sus miembros. Del anti-catolicismo .dentro de la propia Iglesia.

● Testigo de su fe. No simple transmisor de informaciones con las que no se identifica.

● Apóstol de su fe. Celo apostólico. Deseo de acercar al mayor número de personas a Dios y a la Iglesia.

● Coherente con su fe, consciente de que las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra. Procura demostrar son su comportamiento y sus obras la excelencia de la doctrina y moral católicas.

● Empático. Escucha argumentos, comprende su origen y responde con prudencia e información. Acoge al otro con el deseo de ayudarlo en el camino hacia la fe.

En síntesis, el apologista debe ser ante todo un apóstol testigo de la fe. El móvil que le debe caracterizar en su celo apostólico debe ser el deseo de acercar el mayor número de personas a Dios y a la Iglesia.



C. El diálogo del Apologista


Los diez pasos del diálogo

¿Cómo dialogar con los hermanos separados?


Hay un tipo de diálogo que existe entre la Iglesia católica y las comunidades históricas procedentes de la reforma del siglo XVI (luteranos, anglicanos, presbiterianos etc.). Ahora bien, por un lado, este es un diálogo que ya se lleva, a nivel oficial, por expertos. teológicos; y por otro, si somos realistas, es raro que en México y Centroamérica se ofrezca al católico corriente la oportunidad de estar involucrado en él.

En cambio, hasta sin buscarlo tendrá encuentros con los evangélicos y los miembros de las sectas que se dedican a un proselitismo agresivo y generalmente hostil a la Iglesia católica. Ellos le buscarán a él. Los pasos que se proponen á continuación, formulados por apologistas católicos conocidos como el P. Gagnon y el P. Juan Rivas, han probado ser eficaces para el encuentro con este tipo de interlocutor.

Es un campo en el que resultan especialmente aplicables las palabras dé Jesús "Sean prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas" (Mt 10,16). Las dos cosas, juntas, desde luego. No se trata de dejar de tener el amor y el respeto por los demás como arriba se ha indicado, sino de contar con un sable con qué defenderte cuando (porque así les han enseñado) te vienen a dialogar con un sable. Si te dan un sablazo antes de poder hablar siquiera, poco podrás hacer para ofrecerles la verdad. Si te engañan con técnicas poco honestas (de argumentación etc.), quedarán ellos mismos también engañados, creyendo que esas técnicas confirman la verdad de lo que son sus errores. Una vez desarmados, una vez dejadas de lado las argucias, se podrá dialogar de verdad.

1. Estudia y prepárate.

Para la batalla de la fe es necesario estar armados. No puedes dar razón de tu fe sin conocerla y haberla entendido. Gedeón venció a los enemigos con cuernos, cántaros y antorchas (Lee: Jueces 7,16). El cuerno es el Catecismo, el cántaro de agua viva es la Biblia y la antorcha es la fe católica practicada. Júntate con tus amigos a reflexionar sobre la fe, con una Biblia con comentarios, con el Catecismo de la Iglesia Católica, y con algunos de los materiales recomendados en los capítulos anteriores que tratan la problemática que tú sueles encontrar.

2. Conoce sus doctrinas.

La doctrina de los evangélicos y otros grupos protestantes es como el queso gruyere sabe bien, pero está llena de agujeros.

Afirman que basta la sola Biblia para conocer la verdad, pero la Biblia dice que debemos creer no solo en lo escrito, sino también lo enseñado de viva voz. Lee: 2Tesalonicenses 2, 15.

Dicen que no debemos obedecer a los sacerdotes, ni a los obispos, ni al Papa. ¿Por qué entonces ellos le hacen caso a su pastor?

Ellos exigen que tú les pruebes todo con la Biblia, pero si tú les pides que te prueben que su interpretación es la única verdadera, no lo pueden hacer:

Y cuando les pruebas, con la Biblia en la mano, lo que la Iglesia enseña: que debemos alabar a María (Lucas 1,48); que los hombres reciben el poder de perdonar los pecados (Juan 20, 23); que debemos comer la carne y la sangre de Cristo para tener vida eterna (Juan 6, 54); que Cristo fundó una sola Iglesia (Mateo 16,18) que sí podemos llamar "padre" a los hombres (1 Corintios 4,15); etc., ellos no lo aceptan. ¿Por qué? Porque ellos no creen en la Biblia, sino sólo lo que entienden de la Biblia. Es decir, creen sólo en; sí mismos.

3. Aprende lo básico.

Sepa responder a sus diez aseveraciones más frecuentes: ¿María tuvo más hijos?, ¿Es idolatría venerar las imágenes?, ¿Debemos bautizar a los niños?, ¿Tienen poder los hombres para perdonar los pecados?, ¿La Eucaristía es: un símbolo o una realidad?, ¿Fundó Cristo muchas Iglesias o una sola?, ¿Es el Papa el Anticristo?, etc.

4. Prepárate para tener respeto, caridad, tolerancia y amor al prójimo.

Piensa que ellos tienen a veces razones muy poderosas que los hacen pensar de diferente manera que nosotros.

5. Comienza orando.

Pide la inspiración y la luz al Espíritu Santo, y termina siempre con el Padre Nuestro y el Ave María usando la Biblia (Lucas l, 28 y 1, 42). Si objeta, dile claramente: «¿Quiere que yo le escuche a usted, pero usted no quiere escuchar a Dios? ¿Le parece bien eso?"

6. Toma la iniciativa.

Primero. Exígele que no hable mal de tu Iglesia ni de los sacerdotes. Hablar mal y criticar no es cristiano. La primera enseñanza de la Biblia es el amor y el respeto a los demás.

Segundo. Pídele que te platique un poco de su iglesia, de su fundador, de cuáles son sus creencias y qué fue lo que le motivó a entrar en dicha iglesia.

Tercero: Habla tú de lo que a ti te convence y atrae de la Iglesia Católica. De lo que te la hace creíble.

7. "Bájalo del ring": Pregunta.

E1 mejor método para dialogar con los protestantes es preguntar, ya que tu iniciarás con tus preguntas muchas reflexiones que tal vez la persona nunca se ha hecho.

Los Evangélicos, Testigos y Mormones son leones para debatir sobre el tema que ya se saben de memoria, pero si los sacas de ahí, se vuelven corderitos. Ponlos en el campo que a ti te interesa y conoces: "A mí me gustaría hablar de la Iglesia".

Ten preparadas tus preguntas: ¿Quién es tu fundador? ¿La Iglesia que Cristo fundó no funciona y la de tu fundador sí? ¿Acaso un hombre puede ser más sabio que el mismo Cristo? "¿Cuándo se fundó tu iglesia? ¿Cómo puede ser la Iglesia de Cristo una iglesia fundada 1500 años después de Cristo? ¿Cuándo fundó Cristo tu iglesia? ¿Cuántas iglesias fundó : Cristo? ¿Conoces a profundidad la historia de :,la Iglesia? . ¿Quién elaboro el canon de las Sagradas Escrituras? Cuándo eras católico, ¿conocías y practicabas tu fe? ¿Qué apostolado realizabas cuando eras católico? "

Acuerden UN SOLO tema y sobre él dialoguen. NUNCA permitas que brinque de un tema a otro (esa es su táctica), a ti solo te confundirá.

Sólo habla con UNA persona; no permitas que entren en el diálogo otras personas que generalmente acompañan a tu interlocutor. .

8. Deja actuar a Dios.

Tu trabajo es aclarar dudas; quitar prejuicios y establecer el puente de confianza. Dios es el único que puede tocar su corazón. Ponte en manos de Dios y recuerda al mismo tiempo que si tú .no eres un convencido, y no practicas, tu fe, nunca podrás convencer a nadie.

9. Ama la verdad.

Si no sabes: di "No sé"... y añade: "la próxima ocasión que nos veamos te tendré la respuesta".

No te avergüences de no saber algo; la humildad mueve más que la soberbia.

Quien no es *experto en el tema no sabrá con frecuencia como rebatir una interpretación `peregrina' de un texto escriturísticó. No te preocupes, y no te formes un complejo de inferioridad respecto a tu interlocutor; tampoco él o ella conoce toda la Biblia, sino que maneja unos cuantos textos que ha estudiado, a su modo. Dile: "Si tu interpretación contradice la de Cristo mismo, de sus apóstoles y primeros seguidores -que es la interpretación que sigue la Iglesia Católica - entonces está equivocada". Y si es necesario, clarifícale que el que tú no sepas explicar la interpretación católica, no quiere decir que no sepa hacerlo la Iglesia.

Si señala errores reales en el actuar de la Iglesia y sus miembros, reconócelos, pero aclara que no por eso deja de ser la Iglesia de Cristo. Cristo no prometió que no habría mal, sino que éste no prevalecería contra ella. Lee: Mateo 16,18.

Preséntale la otra cara de la verdad: el heroísmo de sus mártires, el celo de sus misioneros, la caridad de tantas mujeres consagradas al servicio de los pobres, la grandeza de sus santos, etc.

10. Invítalo a tu parroquia.

Recuerda que el Buen Samaritano llevó al herido a la posada. Tal vez esa persona nunca ha recibido una invitación. Llévala a tu parroquia, invítala a tu grupo; o si ves que no está preparada para eso todavía, preséntasela a Jesús en la Eucaristía y háblale de ella.

Y ahora... ¡lánzate!

Ya ha pasado tiempo desde que inició tu preparación en la Apologética, ya has leído bien e1 Nuevo Testamento algunas veces. Tienes algo de conocimiento del Antiguo Testamento, has leído el Catecismo de la Iglesia Católica y conoces ya los criterios de la Iglesia. Todo esto se ha complementado con tu conocimiento de la literatura anticatólica, de las respuestas que los católicos damos para enderezar las ideas equivocadas que muchos protestantes tienen de nuestra doctrina. Ahora comienza tu trayecto como apologista.

Pero no pienses que ya lo sabes todo. Es un buen comienzo, pero será necesario que te sigas formando en todas las materias que necesita el católico para estar bien enterado de la doctrina, la moral, la liturgia y la vida de la Iglesia.

D. Las tácticas del dialogo

Para ganar una batalla no basta estar armado ni tener valor. Es necesaria una estrategia.

1. No te pongas enfrente, ponte de su lado. ¿El Papa es muy rico? ¿Sabes? yo antes pensaba como tú, pero me puse a estudiar, y encontré que nada en el Vaticano pertenece al Papa con excepción de sus libros; y, además, que bajo las órdenes del Papa existen más de cien organizaciones que se dedican a hacer el bien a los pobres y necesitados, sin distinción de raza o religión. ¿Sabías tú eso?

2. No discutas ideas, baja a la práctica.

Da la impresión de que a usted le preocupan muchos los pobres. ¿Me puede decir cuánto y cuándo fue la última vez que dio limosna a un pobre? Ud, no da ni el diez por ciento a los pobres ¡y exige que el Papa venda el Vaticano!

3. Busca afirmar más que contradecir.

¿María tuvo más hijos? ¡Por supuesto! ¡Y los sigue teniendo! Yo también soy hijo suyo, y tú también, aunque no lo reconozcas. Porque si Cristo es tu hermano, su Madre es también* madre tuya.

4. Antes de jalar el anzuelo deja que muerda la carnada. Cumplió Jesús los mandamientos ¿sí o no? El dirá que sí. Cumplió Cristo el cuarto mandamiento ¿sí o no? La respuesta será afirmativa. -¿Me puedes decir cual es el cuarto mandamiento?

-Honrarás a tu Padre y a tu Madre. -Quién es el Padre de Jesús? -Dios.

-¿Quién es la madre de Jesús? -María.

Si Cristo honró a su Madre ¿no debemos hacer nosotros lo mismo?

6. No busques vencer, sino convencer.

Jesús es una persona, la Biblia un libro. Si eres cristiano, obedece a Cristo. Él no quiere divisiones, sino la unidad: "Que todos sean uno como Tú, Padre, estas en mi y yo en Ti" (Juan 17, 21-23). El no quiere que estemos divididos en. multitud de, iglesias Jesucristo quiere darte vida eterna por eso dijo: `Quien come mí carne y bebe mi sangre tiene vida eterna J. Juan 6,64. Jesucristo quiere que ebedezcamos ;a sus representantes: "Quien a vosotros oye a mi me oye': Lucas 10,16.

Recuerda que la fuerza de las sectas está en el silencio y pasividad de los católicos.

CONCLUSIÓN


Los católicos que no se atreven a proclamar su fe con seguridad : hacen el juego a las sectas. Las personas quedan siempre impresionadas, positivamente, por los hombres y mujeres seguros de su fe, que no tienen miedo de proclamarla. Los jóvenes y los menos jóvenes de 'estos tiempos andan en busca de maestros de pensamiento, dado que los hombres no pueden prescindir por mucho tiempo tiempo, de modelos a imitar; , tienen :necesidad de certezas. Quién está dispuesto a defender lo que ama se convierte para el mundo en testigo de la Verdad.

Los católicos que no están seguros de su fe no resultan contagiosos. No se trata de estar seguros de nosotros mismos, sino de estar seguros de Cristo el mundo pasa, pero sus palabras no pasarán (cf. Mt. 24,35).

Sin una cierta cantidad de amor, no se encuentra nada. Quien no se compromete un poco para vivir la experiencia de la fe y la experiencia de la Iglesia, y no afronta el riesgo de mirarla con ojos de amor, no descubrirá otra cosa que decepciones. El riesgo del amor es condición preliminar para llegar a la fe. Quien se arriesga no tiene necesidad de esconder ninguna de las debilidades de la Iglesia, porque descubre mediante la razón que ésta no se reduce solamente a ellas; descubre que junto a la historia, los errores humanos, los escándalos, existe también la fe fuerte e intrépida, que ha dado frutos a través de todos los siglos de su existencia.

Quien afronta este riesgo del amor, descubre que la Iglesia Católica ha proyectado en la historia un haz de luz tal para el hombre de todos los tiempos, que no puede ser apagado. Descubre su mensaje, y descubre su propia misión y así descubre la dignidad de ser Iglesia porque ella es en sí misma digna de permanecer en el mundo, digna de ser amada y transformada por el amor en lo que debe ser. Es el camino que también hoy nos enseña la responsabilidad de la fe católica.

Cuando se ha comprendido esto, toda la vida cristiana queda simplificada también. Ya no se busca a Dios "en las nubes", sino en donde está la Verdad: en Cristo.

Síntesis

El Papa Juan Pablo II nos animaba a ser apóstoles sin miedo. Pero apóstoles preparados. Para poder dar razón de su esperanza, es esencial que los católicos conozcan lo que enseña la Iglesia, comprendan esa enseñanza y la sepan explicar, de una forma que combine la verdad con la caridad. En un contexto de amor, la verdad puede ser mejor escuchada. Consciente de que, en el medio latinoamericano, le tocará sobre todo entrar en un diálogo con un proselitismo agresivo, el católico debe conocer y practicar bien los pasos y las tácticas de un diálogo eficaz y fructífero. Con celo apostólico, un respeto sincero de la persona, capacidad de escucha, testimonio de coherencia.

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